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La culpa es tuya, no te quejes tanto

Si estabas esperando que la tele te diga qué hacer, lo siento, estas elecciones no valían la pena como para invertir en campaña, te tocaba buscar a ti la información.

Publicado: 2013-11-25


Respecto de las elecciones municipales complementarias, nombre más o menos técnico de lo que ha sucedido el domingo, muchos tenían a flor de labios las siguientes frases:

- No votaré;

- Votaré viciado;

- No sé por quién votar, todos son iguales.

Con distintas variantes, esto era el sentir de un sector nada despreciable numéricamente y que me llevó a temer que sí se podría llegar a la anulación del proceso. Claro, era un poco paranoico de mi parte porque la valla es bastante alta.

Pero, más allá de mis paranoicos temores, hay algo que sí es imposible dejar de señalar, pues, además de estas frases y sus variantes, la gente ha optado por echarle la culpa de todo esto a Marco Tulio Gutiérrez y a Luis Castañeda. Yo no lo creo así.

La cosa es muy sencilla de explicar: Gutiérrez, manipulado por Castañeda, hizo uso de un derecho que, en democracia, le amparaba: el de solicitar la revocatoria. Que sus razones hayan sido ridículas, infundadas para nosotros, de mero capricho o como fuera, no entra a la discusión cuando vamos un poco más allá.

Como dije, a Gutiérrez lo amparaba la ley. Pero, para que el proceso haya avanzado había necesidad de firmas, muchas firmas, miles de firmas de los vecinos de Lima Metropolitana. Y las consiguió.

(Lo siguiente es una verdad de Perogrullo, por lo que pueden saltar este párrafo). El mismo día de las elecciones, en un marzo de 2013, ahora ya lejano, Marco Tulio Gutiérrez, que para el caso es un eufemismo de Luis Castañeda, esperaba que la señora Villarán sea revocada y así elegir un nuevo alcalde, y así el elegible sólo en Lima Castañeda volvería a la Plaza Mayor para, después, poner más cemento sobre la ciudad. Pero, esto no sucedió.

Pero, contra todo pronóstico, Villarán fue confirmada y todos los regidores revocados (entre ellos el hijo de Castañeda) ¿Cómo pudo suceder esto? Pues, para mí la explicación es sencilla: la gente no sabía cómo votar. Por qué no sabía, pues, porque no se informó. A pesar de que los comerciales en televisión eran clarísimos respecto de cómo hacerlo y la campaña (dudo que la campaña del NO haya tenido el efecto deseado, pues, no se explica cómo es que todos los regidores tuvieron que irse) daba ya cuenta de lo mismo.

Eso tuvo como consecuencia, más claro imposible, que el último domingo tuviésemos que volver a las urnas (como dicen huchafamente los periodistas).

Si mi temor se hubiese confirmado, hubiésemos tenido que ir a votar nuevamente en unos meses ¿Jodido, no?

Y el domingo pasó lo previsible, la gente votó mayoritariamente por los partidos más conocidos. No lo más populares, no aquellos con mayores simpatías, simplemente los más conocidos: PPC (¿el PPC puede ganar algo aún?), Somos Perú (que aún goza en Lima del halo de Andrade como extraño respaldo) y Perú Posible (del cholo sano, sagrado e investigado). Tierra y Dignidad, el partido de izquierda y de apoyo a Villarán ha quedado muy por debajo de cualquier expectativa. Sólo para matizar, al toque, una cocina Surge a quien me diga, sin googlear, el nombre de al menos diez candidatos a regidores de entre los tres partidos que han ocupado los primeros lugares.

Así de crudo: nadie sabe por quién vota, pero sí saben con cuántos tiró fulanita de tal o con quienes de juergueó menganito. Si estabas esperando que la tele te diga qué hacer, lo siento, estas elecciones no valían la pena como para invertir en campaña, te tocaba buscar a ti la información.

El vaso comunicante entre todos los escenarios –pre revocatoria, revocatoria, complementarias– es el mismo: nadie se informó de nada y la culpa siempre es de otros. Y cuando alguien, pesado, viene y dice algo tipo: pero hay que informarnos y votar bien, la respuesta que no se hace esperar es: la política no me importa (por lo tanto ni siquiera busco información, mucho menos me gasto en ser crítico).

La política no le importa a nadie, excepto para quejarse cuando un político que no conocías pero por quien votaste saca una ley que te restringe derechos o que lo hará rico para la siguiente semana, para hacer memes y para “reírse no más, qué nos queda”. Explayarme en la importancia que tiene la política, aunque no nos guste, en nuestras vidas es eso, explayarme y a veces pienso que en vano. Pero, aun así, no puedo dejar de decir que mientras más gente repita estas frases y tome estas actitudes, mucho mejor para los políticos y la corrupción (y mucho más para memes y reírnos no más), pues, entonces, como a nadie le interesa y nadie se informa, con un floro bonito y unas cuantas acciones populistas, listo, a gobernar una, dos ¡y hasta tres veces!, sea una ciudad o un país ¡UN PAÍS!

Entonces, si las firmas son de los limeños y fuimos los mismo limeños que en votación general quienes revocamos a todos los regidores ¿En verdad es culpa de esos dos o exclusivamente de esos dos?

¡Y así tenemos la conciencia de quejarnos!

PD: Que Villarán no tenga mayoría en el Concejo (sí, con C no con S, pues no es una sugerencia, es el Consejo Edil) tiene una consecuencia lógica:

Los partidos petardearán (más) la (alicaída e impopular) gestión de Villarán, lo que redunda en que se haga menos de lo que se ha hecho. (Ese menos me incomoda, porque dado que sí tengo información, puedo decir que se ha hecho mucho, pero con visión de mediano y largo plazo, nada de inmediatismo como otros alcaldes han hecho y que no han resuelto nada ¿Qué estoy hablando de más? Entonces contesta la siguiente pregunta: Si tan bueno ha sido Castañeda y tan importantes sus obras ¿Por qué después de ocho años de gobierno el tránsito es más caótico, aún existen las combis y el Metropolitano, que funciona mediante contrato de concesión, se hizo en seis años y no en tres como prometió aun cuando era una obra pensada desde inicios de los noventa por Andrade y copiada del modelo colombiano? –ya si no sabías estos otros dos datos, no te quejes pues.) O sea, el temor de una Lima detenida. La finalidad es clara, las elecciones de octubre de 2014 sin un reelegible que les haga competencia.


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SABRÁN DISCULPAR

por Miguel Ángel Peña