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¿Crisis en el oficialismo?

Publicado: 2012-06-05

Se fueron tres. Primero, Verónica Mendoza, una Congresista (desconocida para Mauricio Mulder quien dijo ayer de ella en un desmedido tono de burla: “yo recién la he conocido hace unos minutos. Ha intervenido sólo un par de veces…” o cosa parecida) que tomó la decisión de bajarse del barco porque este había tomado un rumbo no especificado ni en el plan inicial, ni en la hoja de ruta, ni en ningún documento parecido al que le mostraron cuando ella decidió enrolarse en el partido-alianza PNP-Gana Perú.

Se ha dicho, como siempre pasa ahora que todos somos conspiracionistas, que lo ha hecho por cálculo político y, parafraseando a la sabiduría popular, la han calificado de “rata de barco” –demasiados comentarios en el Facebook como para ponerme a citar.

En lo personal, me inclino por lo que dije al inicio. En la conferencia de prensa no se deja ver como alguien que haya hecho cálculo político de su acción. Eso, o su capacidad histriónica es digna de análisis. Y por esa acción merece mis respetos. Aunque, estoy seguro, tengamos algunas ideas hasta antagónicas sobre política, es muy sencillo, alguien que intenta al menos ser consecuente consigo mismo ya es por demás admirable –y lamentablemente raro en política–. También podría decirse que ha sido un paso un poco ingenuo de alguien que recién comienza, a tal punto que el congresista Otárola, portavoz de su ex partido, ha dicho que lamenta mucho su decisión pues ERA una congresista QUE TENÍA mucho futuro político. No sé si es que también soy muy conspiracionista o esa ha sido una sentencia de muerte que se ejecutará desde el paso de Mendoza por la Comisión de Ética del Congreso, esa misma que ha sancionado a joyas como Chávez o Chehade.

Acto seguido han imitado a Mendoza los señores Mavila y Diez Canseco. A la primera la conozco desde las aulas sanmarquinas donde ha dictado clases y es conocida izquierdista. Eso no me sorprende y podría decir que en su caso no hay, tampoco, cálculo político. En el caso de Diez Canseco, de largo historial de izquierda, no lo sé.

A pesar de las dudas sobre las razones “reales” que hayan llevado a estos tres señores a alejarse del oficialismo en este momento en que el barco nacionalista parece estar haciendo agua por varios lados, una certeza sí tengo, los tres ya venían mostrando malestar con la forma de gobernar del señor Humala de Heredia. Por ese lado, pues sí, parecen consecuentes.

La primera sensación que nos deja todo esto es que, como dije, el gobierno hace agua por todos lados y que el oficialismo estaría pasando por una crisis. Estaría no más, porque, la verdad, me parece que esto no es una crisis para los que ahora detentan el poder. Al contrario, más bien. La renuncia de tres congresistas a una bancada es reducción de votos en el congreso, o sea “menos mayoría”. Pero, teniendo en cuenta que los oficialistas (radicales de temer en campaña) ahora parecen más derechistas que los tradicionales, comenzando por el mismo Humala, la cosa no parece tan grave. Recuerdo lo que dijo ayer “Techito” Bruce acerca de que ellos mismos –los renunciantes– criticaban a su bancada dejando sin chamba a la oposición. Por ahí se ha visto u oído a la Alcorta defendiendo a Humala de Diez Canseco. Si esto no es una elocuente muestra de que el oficialismo y la oposición hace mucho son una sola cosa, pues, no sé qué lo sería.

Con esto sólo se ha creado una nueva oposición, que casi ya no existía en el Congreso, una oposición, eso sí, minimalista al extremo (tres votos a favor de meter bala pro inversiones y tres en contra). Por lo tanto, a mi modo de ver, crisis en el oficialismo, como dicen algunos, no hay.

Otra cosa es la forma de mirar la noticia más allá de las cuestiones prácticas.

Obviamente, la DBA no ve otra cosa que lo que siempre quiso ver: una izquierda demoníaca inarticulada –bueno, que nuestra izquierda es autodestructiva no es novedad, hay que admitirlo– que “explotó” (véase la portada de Correo). Una izquierda “derrotada” y unos “extremistas” que ahora dinamitan al gobierno (a ese gobierno que la DBA temía y odiaba hace como un año más o menos) por pura conveniencia política.

La izquierda “moderada y progre”, esa en la que se ha convertido toda la bancada de PNP-Gana Perú –a estos sí les veo el cálculo político convenido hasta en la ropa– que coquetea con la derecha, ve la expulsión de los incómodos “extremistas” de sus filas. (Nota mental: derecha, centro derecha, centro izquierda, izquierda moderada, izquierda no tan roja son todos igualitos cuando llegan al poder) y el reacomodo de sus posiciones.

Y la izquierda (la “extremista”) ve en la acción de los tres congresistas un valiente acto de consecuencia política e ideológica. Que es más o menos lo que yo también veo -aunque me niego a llamarme de izquierda, como tampoco de derecha-, al margen del siempre posible cálculo político de los renunciantes.

Así las cosas, al gobierno esto no le hará el menor daño, la gran transformación gradual seguirá su rumbo, aunque no nos quede claro cuál es; Humala seguirá viajando al extranjero, y la señora Heredia enviando twist y todo continuará igual a menos, claro, que Perú le gane a Uruguay el fin de semana.


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SABRÁN DISCULPAR

por Miguel Ángel Peña